
Los camotes, batatas o boniato (nótese los diferentes nombres en distintos países hispanos) a menudo se conocen como “dulce de tierra.” Es apreciado por su dulzura natural: el toque caramelizado al asarlo, su sabor profundo y reconfortante en sopas y su sutil sabor terroso en pasteles.
Pero bajo ese encanto dulce natural se esconde algo aún más intrigante: el umami, el sabroso “quinto sabor” que comúnmente se asocia con los champiñones (hongos), la salsa de soja y el queso añejo. Esta sutil capa de sabor es una de las razones por las que los camotes tienen un sabor tan rico, satisfactorio y versátil en diversas cocinas.
La ciencia detrás del sabor
El secreto de este equilibrio dulce-salado reside en el ácido glutámico, un aminoácido natural que es un componente clave del sabor umami. Los camotes contienen niveles notables de ácido glutámico, especialmente cuando se cocina. Al asarlo u hornearlo, el calor transforma los almidones naturales en azúcares, lo que intensifica su sabor dulce. Sin embargo, también intensifica la presencia de compuestos de umami, lo que crea un perfil de sabor más profundo y complejo.
Por eso, un simple camote asado puede resultar casi con un sabor a carne por su intenso sabor, sin mantequilla ni sal. La combinación de azúcares caramelizados y ácido glutámico aporta conforte y complejidad a cada bocado.
Por qué funciona este sabor
La combinación de sabores dulces y umami es muy apreciada. El dulzor evoca energía y conforte, mientras que el umami aporta profundidad y un sabor sabroso que realza el gusto general. Cuando estos dos elementos se unen, crean armonía: sabores a la vez deliciosos y nutritivos. Este principio también explica combinaciones populares como el miso y la miel o las verduras glaseadas con soja.
Versatilidad en la cocina
Esta combinación de sabores únicos hace que los camotes sean muy versátiles.
- Platos salados: Las rodajas de camotes asados se combinan a la perfección con salsa de soja, aceite de sésamo o miso, ingredientes que realzan su sabor natural de umami.
- Aplicaciones dulces: Sus azúcares naturales se destacan en tartas, panecillos rápidos o pudines, mientras que el toque de umami evita que el sabor resulte demasiado empalagoso.
- Recetas de fusión: En sopas, guisados o en cereales, los camotes sirven de nexo entre los elementos dulces y salados, mejorando la armonía general.
Un favorito mundial
En diversas culturas, los cocineros han reconocido esta dualidad desde hace mucho tiempo, aunque no se le dé nombre. En Japón, el yaki imo horneado es apreciado por su sabor dulce y tostado y su textura ligeramente cremosa. En las cocinas de África occidental y del Caribe, los camotes suelen combinarse con especias, cebolla y cacahuates (manís), creando platos sustanciosos en los que el dulzor y el umami se combinan a la perfección.
En resumen
Los camotes no solo son dulces, sino que también rebosan de sabor. Su alto contenido de ácido glutámico les confiere un sutil toque umami que realza desde guarniciones sencillas hasta platos principales gourmet. Ya sean en puré, asados o en sopa, demuestran que algunos de los sabores más satisfactorios surgen de la combinación de opuestos: dulce y salado, reconfortante y audaz.
Si te encantan los camotes tanto como a mí, aquí tienes una receta que puedes probar hoy mismo:

Camotes asados con glaseado de mantequilla y miso umami
El dulzor de los camotes caramelizados se combina con el sabroso sabor umami que se obtiene del condimento umami, del miso y de la salsa de soja, perfectamente equilibrado por un toque de mantequilla cremosa. Es sencillo, muy satisfactorio y funciona bien como guarnición o incluso como plato principal vegetariano ligero.
Ingredients
Ingredientes
- 2 camotes medianos lavados y cortados en gajos o cubos
- 1 cucharada de aceite vegetal
- ½ cucharadita de condimento umami
- 1 cucharada de mantequilla sin sal
- 1 cucharada de pasta de miso
- 1 cucharadita de salsa de soja
- 1 cucharadita del jarabe de arce o miel
- Decoración: una pizca de hojuelas de chile seco o semillas de sésamo tostadas
Instructions
Preparación
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Precalienta el horno a 425 °F (220 °C).
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Para preparar los camotes, mezcla los gajos o cubos con aceite y el condimento umami; luego, extiéndelos en una bandeja para hornear forrada con papel para hornear. Ásalos durante 25 a 30 minutos, dándoles la vuelta a la mitad del tiempo, hasta que estén dorados y tiernos.
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Mientras tanto, prepara el glaseado en una cacerola pequeña derritiendo la mantequilla a fuego lento. Incorpora la pasta de miso, la salsa de soja y el jarabe de arce. Bate durante 1 o 2 minutos o hasta que la mezcla esté suave y ligeramente espesa.
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Sirve los camotes asados en una fuente. Rocíalas con el glaseado de miso caliente y mezcla suavemente para que se cubran bien. Si lo deseas, espolvorea con semillas de sésamo o con hojuelas de chile.
